jueves, 11 de abril de 2013

Historias de mi ciudad.

Crónica
            I.- Los estudiantes de Talca, junto con los demás jóvenes conscientes del país, se manifiestan frente a la ciudadanía para expresar su rechazo a que el mercado siga manteniendo la educación como una meretriz más en sus vitrinas.



             II.- Su opinión frente al papel desempeñado por el gobierno es evidente y elocuente.

            III.- El apoyo a la causa es masivo y pacífico.

             IV.- Se reúnen en torno a sus líderes para escuchar sus mensajes y propuestas.

             V.- Esto pone nerviosos a ciertos estamentos que parecen ver un gran peligro en las manifestaciones populares justas (¿o estarán buscando peligrosos delincuentes infiltrados?). En todo caso, las ventanas de los edificios públicos deberían tener mejores usos.
             VI.- Sin embargo, los jóvenes son consecuentes con sus luchas y el mensaje se expresa con vehemencia.

               VII.- La respuesta es alegre, efusiva y pacífica.



VIII.- Y como el mensaje es seguido con atención por todos y cada uno...
IX.- ... es necesario crear un distractivo que asocie las manifestaciones justas con algo negativo y destructivo y que mejor que un supuesto objeto "sospechosamente sospechoso".

X.- Al final, los estudiantes se desahogan, se expresan. Esperan haber conseguido algo. Queda la esperanza. Las fuerzas de orden, mientras tanto, tienen que guardar sus costosos elementos "disuasivos" (léase carros lanza gases, buses repletos de fuerzas especiales -de choque-, múltiples radio patrullas y motoristas). Amén de un grupo importante de oficiales -de esos que nunca se ven patrullando o en redadas- y la ciudad vuelve a la normalidad, en donde todo tiene un precio y la delincuencia reina y señorea.